ADEMÁS DE CONSERVAR, HAY QUE RESTAURAR; LOS ECOSISTEMAS NOS NECESITAN
Por: Patricia Santos
Por años se han explotado y destruido gran parte de los ecosistemas en la tierra, de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), tan solo en último siglo se ha perdido la mitad de los humedales. Dicha organización estima que el 50% de los arrecifes de coral ya se perdieron y para el año 2050, ese número podría llegar hasta el 90%.
Un dato cultural, es que, la perdida de los ecosistemas está despojando a la biosfera de los sumideros de carbono, entre ellos, bosques y las turberas, dando como resultado las emisiones de gases de efecto invernadero en extremas cantidades en los últimos tres años, acelerando el cambio climático, además de generar un precipitado desequilibrio mundial para la vida de los humanos, si no tomamos cartas en el asunto, de forma urgente.
En línea con el tema reimaginar, recrear, restaurar, promovido este 2021 por la ONU, Aguakan presentó el Foro del Agua y Medio Ambiente «La Restauración de los Ecosistemas», para reflexionar sobre el Día Mundial del Medio Ambiente celebrado cada 5 de junio.
La bióloga de la UNAM, también conocida en Cancún como “La Dama del Manglar”, Patricia Santos, abordó el tema del agua como un compuesto que no se va a terminar, pero resaltó que, lo que está en peligro de terminarse es el agua disponible para la vida y lo trascendental que se vuelve cuidarla y protegerla junto con todos los ecosistemas.
El suelo de la Península de Yucatán, está caracterizado por ser altamente permeable, esto quiere decir, que es muy sensible a los cambios externos, debido a que son suelos superficiales y delgados compuestos de roca caliza; además el suelo es un elemento estrechamente ligado al acuífero de la Península. La eliminación de vegetación conlleva a la pérdida del suelo por erosion y, al quedar expuesta la roca caliza, el proceso natural de infiltración arrastra hacia los acuíferos subterráneos no sólo el agua sino también los contaminantes que se encuentren en la superficie.
Por otro lado, la naturaleza kárstica de la península propicia el almacenamiento y el movimiento del agua subterránea a través de una red de cavidades de diferentes tamaños (desde un poro, hasta un cenote) interconectadas con fracturas, conductos de disolución, entre otros, a diferentes profundidades.
La contaminación y la sobreexplotación son las mayores amenazas al sistema hídrico, pues al estar todo conectado lo que le pasa a una parte del acuífero le pasa al otro. La disponibilidad del agua limpia, si se agota y si se termina. La contaminación afecta el acceso al agua fresca para su distribución, pues el agua salina al entrar al acuífero, podría llegar a mezclarse y los pozos de extracción empiecen a distribuir agua salada, lo cual requiere un tratamiento costoso para ser remediada; en consecuencia, disminuye la calidad y cantidad del agua potable disponible para la población.
Empezar con la restauración de los ecosistemas, y en todos los niveles se ve incluida el agua, es una tarea global de una escala gigantesca. Sanar y mantener saludable a los ecosistemas y su biodiversidad es una misión que involucra a toda la humanidad. El destino de la naturaleza es el destino de la humanidad.
Finalmente, el agua es un recurso vital para la existencia humana y de todas las demás especies, el cual se debe cuidar como un tesoro, sin embargo, su consumo y aprovechamiento están condicionados por el medio físico y las condiciones económicas, sociales, políticas, demográficas, culturales y tecnológicas. Es hora de dar una perspectiva multidisciplinar la situación del vital líquido en Quintana Roo.
Reimagina, recrea, restaura.
Para conocer más del tema, te invitamos a ver la conferencia de la Bióloga Patricia Santos