Clepsidra: El reloj de agua que medía el tiempo en la antigüedad y revolucionó la historia
Descubre cómo funcionaban las clepsidras, los antiguos relojes de agua usados por egipcios, griegos y romanos para medir el tiempo con ingenio y precisión.
Antes de los relojes digitales y mecánicos, las civilizaciones antiguas ya habían encontrado una forma ingeniosa de medir el tiempo: la clepsidra, o reloj de agua. Usada por egipcios, griegos, romanos, persas y chinos, esta herramienta marcó un avance tecnológico clave. ¿Cómo funcionaba? ¿Por qué fue tan importante? Aquí te lo contamos.
¿Qué es una clepsidra y cómo funcionaba?
El principio de funcionamiento de las clepsidras se basa en el flujo regulado de un líquido, generalmente agua, entre dos recipientes graduados.
Este método permitía «medir» el tiempo en lugar de «marcar» la hora, diferenciándose así de los relojes solares.
La importancia histórica de la clepsidra radica en su utilidad en diversos contextos sociales y su adopción y mejora por múltiples civilizaciones a lo largo de los siglos. El origen exacto del reloj de agua sigue siendo objeto de debate entre los expertos. Se barajan dos posibles cunas: Egipto y Babilonia. Sin embargo, la evidencia más antigua y concreta proviene de Egipto.

Clepsidra – Reloj de agua: Reconstrucción de una original de arcilla de finales del siglo V a. C. Museo del Ágora de Atenas. Fuente: Marsyas, vía Wikimedia Commons (CC BY-SA 2.5)
Funcionamiento básico del reloj de agua
El funcionamiento de una clepsidra es relativamente sencillo. Se basa en el trasvase constante de un líquido, usualmente agua, desde un recipiente superior a otro inferior.
La velocidad de caída del agua se regulaba mediante un pequeño orificio. Las marcas grabadas en el recipiente receptor permitían determinar intervalos de tiempo transcurridos según la cantidad de líquido acumulado.
Es importante destacar que, a diferencia de los relojes modernos, las clepsidras eran más precisas para medir duraciones específicas que para indicar la hora exacta.
Limitaciones de la medición del tiempo con clepsidras
A pesar de su ingenio, las clepsidras presentaban limitaciones significativas. Algunas eran:
- Incapacidad para medir largos periodos de tiempo sin intervención humana para rellenar el recipiente superior.
- Poca precisión de la medición por la presión del agua, que disminuía a medida que el nivel en el recipiente de origen descendía, alterando la velocidad del flujo.
Estos inconvenientes evidenciaban la necesidad de sistemas más exactos y continuos para la medición del tiempo.

Gráfico de una clepsidra griega. Fuente: República.
Expansión y evolución de la clepsidra en la historia
La clepsidra trascendió las fronteras de su origen y fue adoptada y perfeccionada por diversas culturas. Persas, griegos y chinos también utilizaron estos relojes de agua. Fue en la escuela de Alejandría donde los griegos realizaron importantes mejoras en su mecanismo, construyendo clepsidras más complejas. De hecho, la propia palabra clepsidra proviene del griego κλέπτειν (kleptein, ‘robar’) y ὕδωρ (hidor, ‘agua’), llegando al español a través del latín. Los romanos las empleaban en sus campamentos para medir las guardias nocturnas, y tanto en los tribunales griegos como romanos se utilizaban para distribuir equitativamente los turnos de palabra.
Clepsidras famosas de la historia
A lo largo de la historia, se han destacado varias clepsidras por su complejidad o importancia. Además de la mencionada clepsidra del templo de Karnak, encontramos las siguientes:
- Clepsidra de Ctesibio de Alejandría (siglo III a.C.)
- Clepsidra de Dar al-Magana en Fez (siglo VIII)
- Reloj de agua de Su Song en China (siglo XI).
En la península ibérica, sobresalen:
- Clepsidra de Azarquiel (Toledo, siglo XI)
- Clepsidra de las gacelas, ideada por Ibn Jalaf al-Muradí (siglo XI), descrita en su Libro de los secretos.
En tiempos modernos, destaca el Reloj Gigante de Agua, una clepsidra contemporánea construida en 1998 por el francés Bernard Gitton para el Museo de los Niños de Indianápolis.

El reloj Time-Flow de Bernard Gitton, mostrando una hora de las 4:06. Museo Noria, Saint-Jean-Du-Bruel, Francia. Fuente: Vía Wikimedia Commons (CC BY-SA 2.5)
La clepsidra, con su ingenioso uso del agua para medir el tiempo, jugó un papel crucial en las sociedades antiguas.
Su funcionalidad, aunque con limitaciones, permitió organizar actividades, regular turnos y marcar periodos de tiempo de manera más precisa que los métodos anteriores.
Aunque finalmente fue reemplazada por los relojes mecánicos a partir del siglo XVII, su legado perdura como un testimonio de la inventiva humana y la búsqueda constante por comprender y medir el flujo del tiempo.