Este es el cenote más profundo del mundo y no está en la Península de Yucatán
¿Sabías que el cenote más profundo del mundo no está en Yucatán? Conoce El Zacatón; un abismo que fascina a la ciencia.
En el corazón del estado de Tamaulipas, México, se esconde una maravilla natural que eclipsa a muchos de los famosos cenotes de la Península de Yucatán. Se trata de El Zacatón, reconocido mundialmente como el cenote más profundo del mundo, que supera los 339 metros de profundidad.
Su origen difiere del de otros cenotes, pues no es producto del colapso de la roca caliza, sino el resultado de una fascinante interacción entre la actividad volcánica y la lenta disolución de la piedra caliza por aguas subterráneas de carácter ácido. Este proceso, único a lo largo de milenios, ha esculpido una cavidad cilíndrica casi perfecta, cuyas paredes verticales se precipitan hacia las oscuras profundidades.

La danza silenciosa en las profundidades de El Zacatón. Fuente: Walter Alejandro, Pexels.
¿Cómo se determina la profundidad de un cenote?
Para conocer la profundidad de los cenotes, se emplean diversas técnicas y tecnologías. Una de las más comunes es el uso de sondas de profundidad o ecosondas. Estos dispositivos emiten ondas sonoras hacia el fondo del cenote y miden el tiempo que tardan en regresar, lo que permite calcular la distancia y, por lo tanto, la profundidad.
Los buceadores especializados también juegan un papel crucial, utilizando equipos de profundidad y en algunos casos, vehículos operados remotamente (ROVs) equipados con cámaras y sensores para explorar y mapear las profundidades, especialmente en cenotes de gran tamaño o con condiciones complejas.
En el caso de cenotes extremadamente profundos como El Zacatón, se han utilizado vehículos sumergibles autónomos (AUVs). Estos robots submarinos pueden operar a grandes profundidades durante períodos prolongados, recopilando datos precisos sobre la topografía del fondo, la temperatura del agua, la presión y otros parámetros relevantes.
La información obtenida a través de estas exploraciones tecnológicas, combinada con las observaciones directas de buceadores experimentados, es lo que permite a los científicos determinar con precisión la profundidad de estos fascinantes abismos azules.

Ejemplo ilustrativo de un vehículo sumergible autónomo (AUVs). Fuente: Canva
La biodiversidad oculta en las profundidades de El Zacatón
La asombrosa profundidad no es la única característica que distingue a El Zacatón. Sus aguas termales, que alcanzan una temperatura promedio de 30 grados Celsius, albergan una sorprendente diversidad biológica.
En este ecosistema subterráneo, prosperan microorganismos extremófilos, organismos adaptados a las condiciones extremas de alta temperatura y la ausencia total de luz solar. Dichos seres vivos, que obtienen su energía de los minerales disueltos en el agua, ofrecen valiosas perspectivas sobre la vida en ambientes inhóspitos, incluso más allá de los confines de nuestro planeta.
La superficie de este cenote está adornada por las curiosas «islas flotantes» de zacate. Estas formaciones únicas, resultado de la acumulación de vegetación y la precipitación de minerales, se desplazan lentamente sobre la superficie del agua, impulsadas por las corrientes internas y la acción del viento, añadiendo un toque mágico y dinámico al paisaje de El Zacatón.
A lo largo de los años, El Zacatón ha ejercido una poderosa atracción sobre intrépidos buceadores y exploradores decididos a desvelar sus misterios. Sin embargo, su inmensa profundidad y las condiciones extremas que imperan en sus aguas han representado desafíos significativos.
Exploraciones en El Zacatón
La presión en las profundidades es implacable, y la oscuridad es absoluta. A pesar de estos riesgos inherentes, diversas expediciones han logrado descender a profundidades récord, empleando vehículos sumergibles autónomos y sofisticadas técnicas de buceo para cartografiar sus paredes y estudiar en detalle su geología y la vida que alberga.
El Zacatón trasciende la mera categoría de récord geográfico; es una ventana fascinante a un mundo subterráneo inexplorado, un laboratorio natural que continúa sorprendiendo a la comunidad científica. Su existencia nos recuerda la complejidad y la belleza intrínseca de los procesos geológicos que modelan nuestro planeta y la asombrosa capacidad de la vida para adaptarse incluso a los entornos más inhóspitos.
El Zacatón no es solo el cenote más profundo del mundo; es una ventana a los límites de la ciencia, la vida y la geología. Esta maravilla tamaulipeca invita a replantear lo que creemos saber sobre los cenotes y sobre el propio planeta Tierra. Sus aguas, aún inexploradas en su totalidad, guardan secretos que podrían revolucionar nuestra comprensión del mundo natural.