La historia del drenaje urbano: Dónde se inventó y quiénes construyeron los primeros sistemas de agua
La historia del drenaje urbano: del ingenio de civilizaciones antiguas a los SuDS (Sistemas de Drenaje Urbano Sostenible) modernos.
La historia del drenaje urbano comienza hace más de cuatro milenios, cuando las primeras civilizaciones, como Mesopotamia y Babilonia, se enfrentaron al desafío de controlar y distribuir agua. Estas civilizaciones, pioneras en la ingeniería hídrica, ya implementaban canales y estructuras rudimentarias para manejar las aguas pluviales y residuales. Con materiales como piedra y arcilla, desarrollaron los primeros sistemas de alcantarillado, sentando las bases de lo que hoy conocemos como infraestructura hídrica urbana.
Mesopotamia: cuna de la ingeniería hidráulica
En la antigua Mesopotamia, ubicada entre los ríos Tigris y Éufrates, surgieron los primeros sistemas de gestión hídrica para controlar inundaciones, regar cultivos y drenar aguas residuales. Ya en la ciudad de Ur, alrededor del 2,500 a.C., existían canales, diques y estructuras de drenaje construidas con ladrillos de arcilla.
Los babilonios perfeccionaron estas infraestructuras, integrando redes interconectadas para aguas pluviales y residuales, marcando un hito en la planificación urbana.

Mesopotamia fue la cuna de la ingeniería hidráulica. Foto: Pontificia Universidad Católica de Chile
Los Minoicos: baños privados y tuberías en la Edad de Bronce
En la isla de Creta, la civilización minoica (aprox. 2,000–1,100 a.C.) construyó uno de los sistemas hidráulicos más avanzados de su época.
Entre los avances más notables destaca el uso de tuberías de terracota para evacuar aguas pluviales y aguas residuales, evitando la acumulación en zonas urbanas densamente pobladas. Estas soluciones, que incluían pozos de inspección y sistemas de flujo por gravedad, demuestran un dominio avanzado del comportamiento del agua.
Además, los minoicos no solo diseñaron un drenaje funcional, sino que también integraron la higiene y el confort en su arquitectura, como lo evidencian los palacios de Cnosos y Festos, que contaban con inodoros con descarga y baños privados.

Palacio minoico de Cnosos, Creta (1700-1450 a.C.). Foto: Mark Cartwright, World History Encyclopedia
Egipto, Grecia y la participación ciudadana
En el Antiguo Egipto, el río Nilo dictaba el ritmo de la vida. Los egipcios construyeron canales de riego, diques y sistemas de almacenamiento para aprovechar las crecidas anuales y garantizar cosechas abundantes. Este dominio del agua permitió una agricultura sostenible en medio del desierto.
En la antigua Grecia, el manejo del agua no solo dependía de avances técnicos, sino también del compromiso de la sociedad. En Atenas, existía un funcionario llamado “superintendente de fuentes”, encargado de asegurar que el agua se distribuyera de forma justa entre los ciudadanos. Además, las personas participaban activamente en el cuidado y mantenimiento de cisternas, fuentes públicas y otros elementos del sistema hídrico, lo que fomentaba una responsabilidad compartida por el buen uso del recurso.

Los egipcios dominaron el Nilo con ingeniería hidráulica. Foto: Freepik
Imperio Inca: sostenibilidad en altura
Uno de los ejemplos más sorprendentes de ingeniería hídrica antigua es el sistema de drenaje de Machu Picchu, construido por el Imperio Inca en plena cordillera de los Andes.
En un entorno de lluvias intensas y suelos inestables, los incas implementaron soluciones como pavimentos infiltrantes, canales subterráneos, cunetas serpenteantes y sofisticados sistemas de captación pluvial. Este enfoque no solo evitaba inundaciones y erosión, sino que también se alineaba con una visión profundamente sostenible.
Estas técnicas ancestrales ya aplicaban principios similares a los que usamos hoy en los Sistemas de Drenaje Urbano Sostenible (SuDS). Eran soluciones prácticas, pensadas para funcionar bien con el entorno natural y mantener el equilibrio del ciclo del agua.

Los Incas crearon un avanzado sistema de drenaje en Machu Picchu. Foto: Freepik
De la antigüedad a una visión sostenible del agua
Las civilizaciones antiguas entendieron que el agua debía gestionarse con visión, planeación y respeto por el entorno. Hoy, ante los desafíos del cambio climático, las ciudades modernas también apuestan por los SuDS, que:
- Fomentan la infiltración natural del agua.
- Disminuyen el riesgo de inundaciones.
- Filtran contaminantes antes de llegar a cuerpos de agua.
- Promueven la biodiversidad urbana.
Lejos de ser una invención reciente, los SuDS retoman el legado de aquellos pueblos que construyeron drenajes con lógica comunitaria y visión ecológica. La historia demuestra que las mejores soluciones nacen cuando tecnología y naturaleza trabajan en conjunto.